El segundo piso del gimnasio, aquí fue donde siempre nos encontrábamos. Era en el horario de clases, pero obviamente no había clases en un lugar como éste. Aquí fue donde Shimamura y yo nos hicimos amigas. Es donde pasábamos el rato, hablando de programas de televisión, de cocina, jugando al ping pong… Aquí es donde fomentamos nuestra amistad. Con la cabeza apoyada contra la pared, suspiré un poco. ¿Qué era este sentimiento? Ayer soñé que Shimamura y yo nos besábamos. No es que yo sea así. Estoy segura de que Shimamura tampoco. Ni siquiera es algo que valga la pena repetir, pero en realidad, no es así. Es sólo que cuando ella escuche la palabra “amiga”, quiero que piense primero en mí. Eso es todo.