Después de haber ganado el 63º Torneo Nacional Sensha-dou, las chicas de Ooarai High lograron evitar el cierre de su escuela por parte del Ministerio de Educación de Japón. Sin embargo, nuevos problemas se vislumbran en el horizonte: un funcionario del ministerio argumenta que el acuerdo no era legalmente vinculante y que el portabebé de la escuela Ooarai debe ser desmantelado. Los estudiantes y sus familias están frustrados con esta injusticia y abrumados por la desesperación; parece que se puede hacer poco para salvar la escuela. Su último rayo de esperanza es un partido propuesto contra el equipo All-Stars University Sensha-dou, formado por los estudiantes más talentosos de todo el país. A pesar de que Ooarai es superado en número y claramente superado, aceptan el desafío.