Seiichi Hiiraga tenía una apariencia tan terrible que adjetivos tales como feo, desagradable, sucio y apestoso eran lanzados hacia el sin descanso. Era molestado constantemente en la escuela, y cada día solo esperaba volver a su casa. Un día de repente una voz proveniente del altavoz les avisó que serían transferidos a otro mundo, la voz se reconoció a sí misma como el mismísimo Dios.  Eso no solo era asunto de Seiichi, sino de toda su escuela. Irían a un mundo fantástico donde los niveles, habilidades y otras cosas similares existían tal y como en un juego. De cualquier manera, el dios no lo hacía solo por su voluntad, sino porque la gente de aquel otro mundo estaba realizando rituales de invocación para conjurar a hombres y mujeres valientes a su mundo. Cuando todas las clases habían hecho ya sus grupos, esperando ser transferidos, de todos sus compañeros Seiichi fue rechazado por estos, y terminó siendo enviado a un lugar completamente diferente. Por primera vez en su vida, tras